La industria del automóvil atraviesa un momento complicado. A los desafíos de la renovación verde se le suma la escasez de microchips. Estos dispositivos son clave en la fabricación de un gran número de aparatos. ¿Cómo impactará esto en el mercado del automóvil? ¿Cómo afectará al consumidor final? ¿Hasta cuándo durará este escenario? Aquí desgranamos estas y otras incógnitas.

¿Qué es un microchip?

Para entender por qué escasean estos pequeños dispositivos, hay que remitirse a su composición esencial. También son llamados circuitos integrados o simplemente chips. Se componen de un material semiconductor (silicio, por lo general) y un transistor.

Para fabricarlos, son necesarias las conocidas como “tierras raras”, donde se obtienen los minerales. El otro recurso natural indispensable es el agua. Además, hay que echar mano de tecnología puntera. ¿Dónde se concentran estos tres elementos? El 60 % de la producción global recae en Taiwán. La cifra alcanza el 90 % en el caso de los chips avanzados.

La crisis de los microchips en el mercado automotor

Dado que los automóviles están cada vez más interconectados, los componentes electrónicos son imprescindibles. Durante la pandemia, la cadena de suministro quedó interrumpida, dada la falta de demanda de coches y el parón de la actividad. Los chips se destinaron entonces a productos cuya demanda siguió más estable, como los móviles, ordenadores y electrodomésticos.

¿El resultado? Una vez que retomados los niveles normales en la industria, los fabricantes encontraron un mercado desabastecido. Las cifras arrojan un agujero de alrededor de medio millón de coches sin construir. Las plantas de Opel, Stellantis, Ford y Seat enfrentan paros constantes por la falta de semiconductores.

Una coyuntura con diversas implicaciones

A la naturaleza monopolística del mercado, hay que sumar factores económicos y medioambientales. La producción de componentes esenciales está externalizada de Europa, es decir, la mayor parte proviene de fuera de la Comunidad. Occidente en general es incapaz de suplir su propia demanda de microchips.

Por otro lado, las tierras raras son cada vez más costosas. Extraer los minerales esenciales, como el silicio, es un proceso altamente contaminante que demanda muchos recursos. La fabricación misma de los semiconductores también. La planta de Taiwan Semiconductor Manufacturing Company, la principal productora mundial, necesita mucha agua para enfriar sus instalaciones.  Esta demanda de recursos hídricos surge en un período de sequía extrema para el país asiático, lo que también está afectando seriamente a la producción.

Microchips para coches

¿Qué impacto tiene en el consumidor final?

Con bajadas de la producción de hasta el 40 % respecto al año anterior, el panorama es aciago. Ningún productor de automóviles espera que la situación se regularice antes del primer semestre de 2022. Para quien busca un coche nuevo, esto supone tiempos de espera de seis meses o más.

Con el decaimiento de la producción, el mercado de ocasión cobra una importancia renovada. El auge en la compraventa de vehículos usados es más patente que nunca. Ofrece una variedad de opciones en el ámbito de los bienes duraderos. Después de todo, existen marcas y modelos que soportan sin mayores inconvenientes el paso de los años y que puedes encontrar con facilidad en una chatarrería de Albacete como la nuestra.

Mejor reparar que renovar

Si bien durante décadas era más fácil conseguir un coche nuevo que reparar uno usado, con la crisis de microchips este ya no es el caso. Los talleres mecánicos de vehículos comprenden hoy por hoy la mejor salida para solventar los problemas de movilidad. Las piezas usadas son mucho más abundantes que las nuevas. Con el asesoramiento adecuado, es posible sacarles partido para seguir rodando sin necesidad de esperar meses.

Tanto si se prefiere un coche de ocasión como piezas de desguace, estas alternativas son más seguras que los vehículos nuevos. Mientras dure la crisis de los microchips, la producción seguirá a media máquina. Puesto que no hay garantías de suministro, lo mejor es aferrarse a los automóviles que funcionan. Con el correcto mantenimiento, pueden durar años.